Desde ese día estamos invadidos por una paz interior increíble, las sentimos tan cerca a las dos, aunque no las tenemos físicamente, pero si dentro de nuestro corazón. Fue la confirmación de que están cuidadas y amadas al lado de la Santa Virgen y Jesús.
Que la Divina Madre no nos abandone en ese gran dolor, hasta el día que nos volvamos a encontrar para no separarnos nunca mas.