En estos ocho mese de tu partida, tan imprevista como injusta y negligente; nos hemos hundido en un inmenso dolor que nos aturde y nos desconcierta. A veces nos parece que alcanzamos un poquito de paz, pero son solo instantes... volvemos a extrañarte y necesitarte mas que nunca.
Marianita querida, se que estas junto a Abril, tu hijita tan esperada y amada. Te entiendo tanto Mari, mi vida, que quisiste irte con ella; porque si yo pudiera también en este momento estaría a tu lado. Aunque no deje de amar con toda mi vida a tus hermanos que comprenden tanto mis sentimientos encontrados.
Es el mismo amor que me mantiene viva y unida a vos, presente en mi recuerdo con ese embarazo tan ansiado y esperado por todos.
Mari tengo la seguridad de que nos vamos a reencontrar con la alegría y la paz de Dios, porque la distancia separa los cuerpos, pero no pueden impedir la intima cercanía de las almas.
Tengo la certeza que en la medicina, en particular en ginecología y obstetricia, no hay cabida a errores y menos la desatención, aunque sea un llamado a las tres de la mañana. Estaban en juego seres inocentes sanos, llenos de vida y esperanza; y en juego una familia frente a un dolor permanente.
Yo siempre supe que "LA PEREZA" es un PECADO CAPITAL, mas aun cuando uno "JURA" por salvar vidas, no abandonarlas cuando mas se necesita.
Marianita querida te amamos como siempre y mas que nunca.
Ayudanos con la experiencia de tu nueva vida a sobrevivir este gran dolor, a Javier, Papa, Lu, Ariel y todos los que te recuerdan, te extrañan y te aman.
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